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Decimos que <<los diamantes son para siempre>>, ¡y es verdad!
Les diamants sont eternels. Y, ¿por qué no?,
Desayuno con diamantes, también.
Evocar esta película, volver a verla, descubrir de nuevo a la maravillosa Audrey Hepburn, su rostro, su aire, produce siempre el mismo placer, tiene el mismo glamour.
Esa chispa que brilla sin apagarse nunca.
Chispeante Audrey, mágica Adrey, sublime Adrey, fascinante Audrey. Me detengo aquí porque me faltan palabras. Solo una más. Eterna Audrey.Hubert de Givenchy, diseñador de moda.

Así empieza el libro Desayuno con diamantes. Pero este no es el libro de Truma Capote sino el libro sobre la pleícula. ¿Quién no ha soñado con esa primera escena de la película, cuando Holly pasea por las desoladas calles de Nueva York y se detiene con su bollo y su café frente a Tiffany? ¿O la última escena donde, bajo la lluvia, Holly sale a buscar a gato y allí se besa con Paul?
A lo mejor vosotras no os lo habéis imaginado pero yo sí. ¿Y quién no quisiera ser como Holly, tan atolondrada que entra en una tienda y se pone una máscara de gato o se sienta en su sofá-bañera? Sí, creo que vuelvo a ser yo la única que lo he pensado.
Pues esto y mucho más esconde este libro sobre la película, el reparto, la novela y sobre todo, el divino vestido de Givenchy.

Y sólo debo añadir algo más. Audrey est eternelle.

Gross Bisous by M